Príapo era un dios de la fertilidad, cuyo culto se extendió por Grecia e Italia desde el siglo iii a. C. Su paternidad se atribuía a varios dioses, incluidos Zeus y Dioniso. En jardines y huertos se colocaban estatuas de Príapo como defensa contra los ladrones. Se lo suele representar en figura de anciano feo, con el rostro pintado de rojo y un enorme falo erecto.
La mascota de Príapo era el mono, una elección muy oportuna, ya que se creía que los monos simbolizaban la lujuria. Príapo aparece en muchos poemas cómicos y obscenos, y en pinturas murales se lo pinta pesando su descomunal miembro en una balanza.