En todo el mundo oceánico, los mitos siguen el esquema chamánico de un universo formado por tres capas. Casi todo el mundo imaginaba el cielo en forma de arco iris, es decir, tocando la tierra por dos puntos. Se suponía que los que viajaban grandes distancias habían pasado pot varios cielos; en términos polinésicos, eran papalangi o rompedores de cielos, el nombre dado a los europeos.
En los centros superiores de aprendizaje de Hawai, Nueva Zelanda y otros lugares, el debate mitológico era similar al de los escolásticos medievales. El universo estaba dividido en Po y Ao (oscuridad y luz, en traducción libre), positivo y negativo, masculino y femenino, reproducción y decadencia, fuego y agua, vida y muerte.
Había varios esquemas para los legos, basados con frecuencia en la analogía del coco con la cabeza humana.
El número de cielos oscilaba entre 10 y 21, más numerosos en los lugares distantes como Tuamotu y Nueva Zelanda, ambos resultado de dos sistemas combinados o del cálculo de la distancia que los separaba de sus países de origen.
Los misioneros, opuestos a las ideas paralelas del pueblo Pulotu, convirtieron las aguas de la vida en el "lago de la muerte" y el árbol de la vida en el "árbol de la muerte".