Los dioses de estos cultos, si es que pueden llamarse así, eran en realidad muertos que regresaban o antepasados, ya que entre los maoríes, los "profetas" solían tener un estatus semidivino. Muchos de estos profetas, como Genakuiya de Buna, eran chamanes tradicionales capaces de visitar los reinos espirituales invisibles y que ahora decían visitar el paraíso cristiano y llegar hasta las puertas del infierno. La mayoría de los cultos eran milenarios, aunque, con frecuencia, Dios no era Yavé o Jesús, sino una deidad sincretista como el dios Kilibob del distrito de Madang, Nueva Guinea, en 1942.
Otros cultos eran pura "costumbre" sin contenido cristiano. Incluso algunos de los líderes que usaban el lenguaje de los misioneros se referían en realidad al dios local.
Los mitos de las tierras altas de Nueva Guinea están sacados de relatos reales ofrecidos por las gentes del valle de Binumaria a los misioneros y anotados en sus diarios entre 1954 y 1992. El primero ayuda a explicar la doctrina que se tiende a llamar "cargo", pues la gente nunca había visto a los hombres blancos "pilotando un avión o un coche, haciendo la ropa que llevaba o colocando toda la comida en las latas". El segundo adapta el mito bíblico a la cultuta local.