Los dioses y los espíritus eran muy abundantes en toda la región sobre todo en Melanesia y las Marquesas, donde los grupos tribales estaban separados por montes y valles.
Los dioses eran más frecuentes en Polinesia oriental y en Tonga que en Samoa y Micronesia, donde predominaban los espíritus. Cada grupo polinésico desarrolló su propio panteón, con frecuencia agrupado en torno a sus tres dioses más importantes, como en Tonga, Tahití y Hawai.
Samoa tenía dos cultos principales, mientras que las Marquesas y Nueva Zelanda contaban con panteones familiares que parecían reflejar la diversidad multitribal.
La mayoría de los dioses tenían formas humanas o antropomórficas, aunque también podían ser adorados en forma de objetos inanimados