En esta historia de los dalabon (Territorio del Norte), el ave emú solía consumir toda la comida que traían sus pájaros compañeros. En vano le pedían que se aviniera a compartir. Un día, los pájaros jabirú y brolga detectaron un canguro y regresaron para informar a los demás de su hallazgo.
El cuclillo sentía un dolor muy intenso en una pata y no pudo ir con ellos. Le vendaron la zona afectada y a continuación abandonaron el campamento. Cazaron al canguro con lanzas y luego lo asaron junto a un arroyo.
El jabirú y el brolga convencieron al emú para que fuera a buscar hierba tierna y de esta manera poder empapar la grasa que iba cayendo del canguro. Mientras estaba fuera, el jabirú y el brolga despedazaron el canguro y emprendieron el vuelo con los trozos, dejando sólo la cola con el pichón.
El emú regresó y halló desierto el lugar de cocción, sin sus compañeros ni la carne. Por fin descubrió al pichón, que volaba con la cola del canguro. Todos los pájaros se rieron y gritaron: "No queremos estar con esa vieja". El emú había tenido muchos seguidores, pero como ahora no quería compartir, los perdió a todos. El emú se tragó entonces una piedra y es por ello que estas aves ponen huevos.