Cuando Maui era joven, el Sol viajaba tan rápido por el cielo que su madre y otras gentes de la Tierra no tenían tiempo para acabar sus trabajos en el jardín.
Maui decidió ralentizar el Sol y, para ello, armado de unas cuerdas fuertes y una maza, viajó hacia el este esperando la aparición del Sol. Cuando el Sol pasó su cabeza por el lazo, Maui hizo que sus hermanos tiraran de los extremos de la cuerda hasta que el Sol estuvo completamente a merced suyo.
Según los hawaianos, Maui le echó el lazo a seis patas o rayos del Sol y los golpeó contra un árbol. Maui le dio luego un mazazo sonoro al Sol con una porra, de la que se decía que era la mandíbula de su abuela.
Luego lo volvió a soltar sólo cuando estuvo de acuerdo en viajar más despacio, para que la gente de la Tierra tuviera tiempo de atender a sus jardines y huertos.
Este mito fue readaptado a las diferentes circunstancias de muchas islas y formó parte de los ciclos de cantos de Maui en Tonga y Samoa, Hawai, Nueva Zelanda, Tuamotu y las Marquesas.