Se creía que los chamanes más poderosos, los reyes sagrados y algunos héroes culturales eran medio divinos y medio humanos.
Los más importantes de éstos, como Maui y Olifat, no solían distinguirse de los dioses y su estatus cambiaba según las creencias locales. Algunos antepasados y espíritus antropomórficos también eran considerados como semidioses, aunque no dieron lugar a culto alguno y patecían ser más espíritus que otra cosa.
Así sucedía con Fehuluni de Tonga y muchos de los aitu o espíritus de Samoa como Moso y la familia aitu de Mata'afa. Dioses vivos, como el déspota samoano Tamafaiga, gobernaron incluso hasta el año 1829.