ÁFRICA: SISTEMAS RELIGIOSOS

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La mitología de África es única e impresionante por su gran diversidad. Aunque muchos pueblos comparten un lenguaje común y viven en proximidad geográfica, las creencias locales presentan muchas variaciones. Sin duda hay temas comunes, personajes y dioses que reaparecen en las mitologías de todo el continente, pero las culturas individuales suelen tener sus propios esquemas de creencias y costumbres.

Algunos creen que, en la historia del cosmos, hubo tres edades: un tiempo perfecto, Edad de oro en la que los dioses, los hombres y los animales vivían en perfecta armonía. Luego, en el segundo de los tres periodos, la Edad de creación, el dios creador formó la tierra, junto con los seres humanos y animales. Fue un periodo de diferenciación, pues Dios originó la vida usando su propio material como modelo, un intento de recrear la Edad de oro en la tierra. Pero algo sucedió durante ese periodo para hacer ver que la Edad de oro se había desvanecido para siempre y que no podía ser transferida a la tierra; la muerte llegó al mundo y apareció una imperfección en los hombres y en la tierra. Fue un periodo de caos y orden, de miedo y esperanza, de relativización progresiva del pasado y promesa de un nuevo futuro. El dualismo caos-orden fue visto a veces como la naturaleza misma del dios creador.

En algunos sistemas religiosos, este creador era un trickster divino, un dios tan benévolo y creativo como embaucador impredecible y, a veces, destructivo. Era un dios de la vida y la muerte; un burlón que reunía características sublimes pero también atroces. Esta misma combinación dual persiste en la creación de los seres humanos: llevan dentro de ellos tanto la vida como la muerte y su conducta es al mismo tiempo sublime y atroz. Ello es resultado de un fallo ocurrido durante la Edad de creación, ese periodo primigenio caracterizado por la transformación, ese rito de paso a un nivel cosmológico.

Con el correr del tiempo, la parte divina y creadora del burlón divino y dios dual se fue retirando hacia los cielos, es decir, se alejó del hombre y de la tierra, mientras que su parte destructiva se quedó aquí, junto con un recuerdo de la perfección y del potencial para el bien: el burlón divino se transformó en el burlón profano. Esta tercera edad es la época contemporánea, el mundo de hoy en día, en el que dioses y hombres se han alejado mutuamente, aunque el hombre, a través de rituales y tradiciones, intenta reproducir la perfecta edad perdida, que en la actualidad es sólo un recuerdo de difícil percepción.

En el paso de la edad perfecta a la actual, los hombres y animales suelen expresar su libre voluntad, separándose de esta manera de Dios. Forma parte del proceso de diferenciación típico del periodo creativo. Aunque los hombres y los animales se aíslan de Dios, aún conservan ciertas cualidades de su unicidad original (como en la Edad de oro), pero pierden su cualidad divina: la vida eterna. Cuando se separan de Dios se vuelven mortales por diversas razones. La muerte llega al mundo. La muerte suele ser el resultado de un acto de libre voluntad por parte del hombre o del animal; este acto ocupa un lugar central en la época de la creación.

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