MITO DE LA CREACIÓN INCA

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Según el mito contemporáneo de la comunidad quero, cercana a Cuzco, hubo una época anterior a la existencia del sol en la que el mundo estaba poblado por poderosos hombres primordiales. Como Roal, deidad creadora, les ofreció su propio poder, ellos replicaron que no lo necesitaban, y en castigo, Roal creó el sol. Los hombres quedaron ciegos y sus cuerpos secos, pero no murieron, y todavía salen de vez en cuando de sus escondites, al atardecer y con la luna nueva.

Después, los Apus (espíritus de las montañas) crearon un hombre y una mujer, Inkari y Collari: a Inkari le dieron una palanca de oro y le dijeron que fundara una ciudad en el punto en que la palanca cayera derecha al lanzarla. La primera vez que lanzó el instrumento aterrizó mal; la segunda vez cayó formando un ángulo, y allí construyó Inkari la ciudad de Quero.

Encolerizados por su desobediencia, los Apus resucitaron a los hombres primordiales, que hicieron rodar rocas para matarlo. Inkari se escondió una temporada en la región del Titicaca y al regresar volvió a lanzar la palanca: cayó derecha, y en aquel punto fundó Cuzco. A continuación envió a su hijo mayor a Quero, para que lo poblase, y el resto de sus descendientes fueron los primeros incas. Viajó por toda la tierra con Collari, transmitiendo sus conocimientos a las gentes, y por último desapareció en la selva.

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