Para los celtas el agua era creadora y al mismo tiempo destructora de la vida, imágenes opuestas que se reflejan en las distintas versiones de la muerte de merlín.
En La muerte de Arturo, de sir Thomas Malory, Merlín es seducido por la intrigante y tentadora Nimue. Ésta es hermana de una divinidad marina británica, Dylan, y en ocasiones se identifica con la Dama del Lago. Nimue engaña a Merlín para que le revele los secretos de su magia, y cuando ha aprendido de él todo lo posible, utiliza su sabiduría para encerrarle en una cueva para siempre. He aquí una muestra de la desconfianza céltica en las hadas y de los peligros de asociarse a ellas en exceso.
En la versión bretona la asociación de Viviana con el agua se aprecia en la presencia de una fuente en el lugar en que Merlín y ella se encuentran, el bosque de Broceliande. Se enamoran y el mago se sirve de sus habilidades para retirarse del mundo. La historia termina positivamente al retirarse los amantes para siempre a su Jardín de la Felicidad.
Nimue y Viviana son, desde luego, el mismo personaje, y sus naturalezas opuestas reflejan las distintas facetas del agua tal como la presentan diferentes tradiciones narrativas. La última versión, la bretona, es la más romántica de su época.