Tristán vivía con su tío, el rey mark de cornualles, cuando éste dejó de pagar tributo a irlanda. Fue enviado a cobrarlo un campeón irlandés, al cual mató Tristán. Pero en el combate éste fue herido y su lesión se enconó. Se encontró una medicina que podía curarlo en Irlanda, adonde fue enviado Tristán bajo otro nombre. Allí le devolvió la salud Isolda, hija del rey de Irlanda.
Para restaurar la paz se acordó un matrimonio entre Mark e Isolda, y Tristán fue enviado a recogerla. Cuando volvían bebieron de forma accidental una poción amorosa que había recibido Isolda de su madre, por lo que se enamoraron irremediablemente.
En su noche de bodas Isolda tenía que ocultar el hecho de que no era pura. De modo que la doncella de Isolda ocupó al amparo de la oscuridad su lugar en la cama de Mark. Posteriormente Tristán e Isolda siguieron engañando a Mark encontrándose en secreto siempre que podían.
Inevitablemente, Mark se enteró por los rumores, y decidió poner trampas a los amantes en las que estuvieron a punto de caer. Finalmente Isolda aceptó jurar por su propia vida que no era adúltera. Tristán asistió al ritual disfrazado de mendigo. Simulando que se caía entre sus brazos, Isolda pudo decir, con total veracidad, que sólo había sido abrazada por su marido y por aquel mendigo.
Tristán, reconociendo que su amor estaba condenado, partió hacia Bretaña, donde se casó con la hija del rey Hoel. Sin embargo, echaba tanto en falta a Isolda que no logró consumar el matrimonio, por lo que su esposa se volvió muy celosa.
Un día Tristán recibió otra herida que se enconó, y creyó que sólo su amada Isolda podría curarle. De modo que envió un barco a recogerla. Tristán no estaba seguro de que Isolda aceptase acudir, y para saberlo cuanto antes ordenó al capitán que a la vuelta del viaje llevara velas blancas si ella iba a bordo y negras en caso contrario.
Tristán envió a su esposa a divisar el barco que volvía. Esta, al verlo, mintió a Tristón y le dijo que las velas eran de color negro. Al oír esto Tristán murió con el corazón destrozado. Al llegar Isolda y encontrar a Tristán muerto, se afligió tanto que también murió.
El rey Mark los enterró juntos en Cornualles. Sobre la lápida de Tristán creció una viña y sobre la de Isolda un rosal; al crecer las dos plantas se trenzaron de modo inseparable.