EL CORTEJO DE GERD

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Freyr osó sentarse en el trono de Odín, desde el que contempló los mundos inferiores. En los infiernos vio a la bella Gerd y le embargó un irresistible deseo de poseerla.

Freyr pensó que le resultaría imposible obtener a Gerd en el reino de los gigantes hostiles. Skadi, su madre, le rogó a Skirnir (personaje que sólo aparece en este relato) que ayudase a su hijo, y Freyr le dio un caballo y una espada mágicos para el viaje, largo y peligroso.

Al llegar al palacio de Gymir, padre de Gerd, el caballo saltó sobre las llamas que rodeaban el edificio y le ofreció a Gerd manzanas de oro y el anillo de Odín que concedía riquezas, pero Gerd se negó a casarse con Freyr, aun cuando Skirnir la amenazó con la espada.

Por último, Skirnir la convenció de que su negativa desencadenaría la ira de los dioses y Gerd accedió al matrimonio.

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