Desde el siglo iv a. C, la gente visitaba el santuario de Epidauro -de forma muy parecida a como hoy en día los enfermos peregrinan a Lourdes- con la esperanza de que el dios Asclepio los curase de sus achaques.
Según una tradición, Asclepio era un mortal a quien el centauro Quirón enseñó las artes de sanar, pero otra indica que fue su padre Apolo, cuyos poderes abarcaban también la curación. El culto de Asclepio tuvo un gran desarrollo y se introdujo en Roma tras una plaga en 293 a. C Se dice que Asclepio murió por un rayo de Zeus, por haberlo desafiado al tratar de sublevar a los muertos.