En la mayoría de las sociedades de Oceanía las relaciones sexuales y domésticas entre los hombres y mujeres sirven de base a numerosos mitos sobre los orígenes del alimento y la horticultura.
En un mito que se canta en la ceremonia kava de los tongan (ritual que se celebra en ocasiones importantes y en el transcurso del cual se consume una bebida, kava, de efectos euforizantes) se dice que una anguila copula con Hiña, una mujer noble cuya virginidad protege y venera toda la comunidad. Cuando queda encinta y cuenta a su pueblo lo sucedido, apresan a la anguila, la cortan en trozos y se la comen, respetando únicamente la cabeza, que Hiña entierra y de la que brota el primer coco.
Numerosos mitos melanesios explican cómo crecen las plantas del suelo fertilizado por semen o sangre menstrual. En uno de ellos, Sóido, héroe cultural de la isla de Kiwai, frente al sur de Papúa, trata de copular con una mujer, pero tiene un pene tan largo que la mata en la tentativa: eyacula y esparce semen por toda la isla. Allí donde cae, crecen las distintas clases de vegetales.
Los habitantes de Kiwai también hablan de un hombre que abre un agujero en el suelo y copula con él, dejando embarazado inadvertidamente a un espíritu femenino subterráneo que pare las primeras batatas.