En la mitología maorí, el reino del cielo tiene doce terrazas, en la más elevada de las cuales se alza la morada divina, Rangi-atea, modelo de las viviendas de los jefes maoríes. Los paneles tallados de estas casas poseen un profundo significado mitológico y ritual.
Los maoríes creen que el dios Rúa fue el primero que intentó realizar tallas decorativas. Las figuras de los paneles tallados maoríes presentan unos característicos ojos desorbitados, como de búho: Rongo, el artesano que creó este rasgo arquitectónico, sacrificó un búho a los dioses y lo plantó bajo el muro trasero de la casa. Las figuras también tienen lenguas protuberantes y el cuerpo tatuado. Las lenguas reflejan el poder de la palabra y los tatuajes el rango social de la figura.