EL PULPO Y LA RATA

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Un día, tres animales terrestres se unieron a una bandada de pájaros para viajar en una canoa. Cuando un martín pescador perforó un orificio en el fondo de la canoa, ésta se llenó de agua y se hundió.

Todos los pájaros salieron volando. El pez volador los imitó, pero cayó al agua y vio que podía nadar. El cangrejo ermitaño cayó en los arrecifes y vio que podía moverse por ellos sin problemas.

La rata, por el contrario, forcejeaba para no ahogarse cuando un pulpo que pasaba respondió a sus gritos de angustia y aceptó llevarla a la costa. La rata se negó a colgarse de los tentáculos y por ello trepó hasta la cabeza del pulpo, donde orinó y defecó sobre él.

Como era tan caprichosa, no quiso saltar del pulpo y lo obligó a llevarla hasta tierra firme para no tener que mojarse los pies. Luego, la rata, pidió de mala manera al pulpo que oliera su propia cabeza.

Al descubrir sus excrementos, el pulpo se encolerizó y es por ello por lo que tiene bultos en la cabeza y siempre ataca a ratas falsas usadas como señuelo por los pescadores.

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